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Retratos de Azeroth: Durotan (Parte 2)

Tras ver la juventud de Durotan y la fundación de la Primera Horda en una primera parte, seguimos con la historia de este aclamado orco.

El Poder de la Horda

Con Puño Negro a la cabeza de la Horda, Durotan fue destinado a encontrar y destruir Telmor, la ciudad de los Draenei. Durotan había conseguido ver al capitán de la guardia draenei tirar de un cristal verde en un rincón oculto del bosque. Ese cristal no era ni más ni menos que un fragmento de Ata’mal: conseguía crear una zona ilusoria que en este caso se utilizaba para camuflar Telmor para no recibir ataques.

A pesar de que Durotan se negó en más de una ocasión, al final tuvo que ceder por el peligro hacia su clan. La Horda rompió la ilusión haciendo pedazos los fragmentos de Ata’mal y como una jauría de perros de caza engulleron Telmor bajo una maera roja y marrón. No dejaron aldeano vivo ya fuera hombre, mujer o niño… incluso Restalaan fue asesinado por un Durotan nublado por un remolino de sentimientos contrariados.

Durotan Gul’dan, cegado de poder y victorias concentró a los orcos en el Trono de Kil’jaeden, una montaña situada en la actual Península de Fuego Infernal, para ofrecer a la Horda el arma con la cual arrasarían la capital de Sattrath. Un arma que marcaría un antes y después en toda la historia de los orcos… la Sangre de Mannoroth. Todos los orcos bebieron de la sangre del Señor del Foso menos Orgrim Martillo Maldito y Durotan, quien además prohibió a todo su clan el probar del caliz. Esto se debe a que de camino al Trono, Ner’zhul le había advertido que no lo hiciera por las consecuencias que podría llegar a tener. Este acto de insubordinación enfureció de sumo grado a Gul’dan.

La piel de los orcos obtuvo un color rojo vil, a excepción de aquellos que no bebieron la sangre del demonio, que se volvieron poco a poco verdes. Sus ojos se volvieron rojos y entonces, la Horda marchó sobre Sattrath. La capital draenei no pudo hacer frente a la brutalidad de la Horda corrupta de la fuerza demoníaca. A pesar de que se intentaron resistir, Sattrath cayó ahogada en sangre y gritos de guerra.

Tras la casi completa extinción de los draenei en Draenor y la caída de Sattrath, Kil’Jaeden desapareció por completo y comenzaron disputas internas en la Horda; los clanes comenzaban a separarse debido a los roces que existían entre ellos, la falta de guerra era insoportable. Pero entonces Gul’dan tuvo una visión: Medivh, el famoso hechicero humano que estaba controlado por Sargeras, contactó con el orco para encomendarle una misión, la de crear un Portal Oscuro para que, entre los dos, conectaran los dos mundos de Draenor y Azeroth.

El plan se puso en marcha inmediatamente y se construyó la inmensa puerta por la cual la Horda pisaría por primera vez Azeroth. Cuando los orcos entraron, Durotan seguía oponiéndose al camino que la Horda estaba llevando; por ese motivo Gul’dan lo desterró en el nuevo mundo: a él y a todos los Lobo Gélido.

El exilio y la muerte

Tras ser exiliados, Durotan guió a su pueblo a un valle muy recóndito de Alterac donde se asentaron y pasaron desapercibidos durante la Primera Guerra. Durante ese tiempo Drek’Thar decidió volver a sus raíces chamánicas y repudiar la brujería al ver el efecto tan devastador que había hecho sobre su pueblo. También nació el primogénito del líder de los Lobo Gélido, el orco que en un futuro sería conocido como Thrall.

OrgrimAl El nacimiento de su hijo hizo que Durotan reflexionara detenidamente sobre su situación actual y el futuro de su clan por lo que decidió partir a un campamento orco para poder frenar a Gul’dan; ese campamento orco no era ni más ni menos que el campamento de Orgrim Martillo Maldito. Éste al ver a su amigo Lobo Gélido y su compañera los recibió con total presura.

Una vez dentro de la tienda de campaña de Orgrim, Durotan comenzó a explicarle todo lo que había descubierto hasta el momento entre otras cosas que Gul’dan había fundado un Consejo de las Sombras donde manejaban una fuerza demoníaca abrumadora. Martillo Maldito escuchó todo lo que su amigo le comentó y al finalizar, le prometió mantenerse a su lado contra de Gul’dan.

Para cuidar de la vida de Durotan, Draka y su reciente hijo, Orgrim los envió a un lugar seguro con una escolta propia… lo que el Jefe de Guerra no sabía es que en esa escolta dos miembros eran espías de Gul’dan; de camino a ese lugar seguro, en la profundidad del bosque, invocaron a otros asesinos y atacaron a Durotan y Draka. A pesar de que Durotan y su compañera consiguieron matar a dos, sus fuerzas se vieron rebasadas por la de los asesinos. Draka cayó primero y más tarde Durotan, que murió desangrado por las heridas mirando a su hijo que lloraba arropado por una bandera Lobo Gélido. El último pensamiento de este gran líder fue que gracias a los ancestros, no iba a ver como su hijo sería devorado por las criaturas del bosque…

Vacíos argumentales

En ningún sitio se confirma quienes son los asesinos de Durotan y Draka. En el juego que posteriormente fue cancelado «Warcraft Adventures» los asesinos de los orcos iban a ser los hijos de Puño Negro, Rend y Maim. Más tarde, en El Señor de los Clanes, novela de la famosa autora Christie Golden, no se revela la identidad de los asesinos tampoco. Parece ser que en la siguiente BlizzCon tendremos que preguntar en la Mesa Redonda quienes fueron sus asesinos.

Novelas relacionadas

También hay un par de novelas MUY recomendadas personalmente si te ha gustado la historia de Durotan y son:

En estas dos novelas se narran las historias de la Segunda Guerra, de cómo Orgrim lidera a la Horda y de cómo la Alianza repele el ataque. Sin duda han sido las dos mejores novelas de Warcraft que he leído.

¿Os ha gustado el personaje? Pronto podremos disfrutar de él y otros emblemáticos orcos más en Warlords of Draenor, la quinta expansión de World of Warcraft.

Lok’Tar Ogar.

 

 

Written by Dune

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