Más conocido por ser el primer Rey Exánime, Ner’zhul fue antaño un orco de Draenor. Era admirado y respetado por dos motivos: primero, por ser un líder de uno de los clanes más importantes; segundo, por ser el chamán más poderoso de su tiempo. Un líder no tenía aprendices, pero un chamán sí: aunque fuera el más importante, Ner’zhul, no fue una excepción.
Unificación de los clanes
Después de milenios de incansable búsqueda, Kil’jaeden volvió a localizar a los Draeneis. Viendo que sus anteriores ataques habían fracasado totalmente en su meta de eliminarlos, el demonio preparó un plan diferente. Vio en Ner’zhul la oportunidad de usar la raza orca para sus fines y se puso en contacto con él mediante engaños. En un sueño, Ner’zhul creyó ver a su difunta esposa Rulkan; ésta le indicó que desconfiara de los Draeneis, puesto que estaban intentando acabar con todos los orcos. El viejo chamán no podía creer que los espíritus se equivocaran, pero siempre albergó pequeñas dudas.
Ner’zhul no estaba del todo descontento: durante mucho tiempo, había tenido el sueño de unos clanes unidos, algo que se estaba haciendo realidad. Kil’jaeden finalmente se desvelaría ante é, presentándose como una entidad superior a los espíritus. El orco no pudo evitar notar que se parecía mucho a esos Draeneis a los que tanto quería destruir. Eso en sí mismo ya era extraño, pues un ser superior no debería albergar tanto odio. Las dudas finalmente hicieron reaccionar a Ner’zhul, quién puso rumbo a Oshu’gun, la montaña sagrada y dónde se encuentran los ancestros orcos.
Lo que encontró fue que los ancestros le rechazaron; estaban muy enfadados sin que supiera el motivo. Creía que había seguido sus indicaciones hasta que la verdadera Rulkan se apareció ante él. Había sido engañado muy fácilmente a pesar de toda su sabiduría. Pero todavía no era tarde: se enfrentaría a Kil’jaeden. Desgraciadamente, Gul’dan, su aprendiz, iba un paso por delante. Le había estado siguiendo y sabiendo lo que iba a hacer, se puso en contacto con Kil’jaeden antes. El Embaucador estuvo muy decepcionado con Ner’zhul y muy agradecido con Gul’dan, quién fue ascendido. El viejo chamán no fue castigado con la muerte: en su lugar, observaría impotente como su raza camina hasta la perdición.
Gul’dan se confió demasiado al creer que su antiguo maestro no podría suponer un peligro para sus planes. Mediante un acceso a los documentos secretos del recién creado Consejo de las Sombras, Ner’zhul descubrió el plan para esclavizar a todos los orcos. El problema era que nadie iba a escucharle, porque la palabra de Gul’dan tenía más peso que la suya. Ningún líder le creería…excepto uno.
Durotan, Jefe de los Lobo Gélido, recibió una carta suya muy extraña. No se indicaban los detalles exactos, pero había una advertencia. En el momento en el que se le ofreciera beber del cáliz, Durotan debía negarse por el bien de su clan. A la larga, Ner’zhul terminó por salvar a toda su raza, aunque él lo desconocía.
Después de la segunda guerra
El punto final de la Segunda guerra viene marcado por la destrucción del Portal Oscuro en Azeroth a manos de Khadgar. La explosión resultante dañó a Ner’zhul. Por dos años y sin un enemigo externo, los clanes orcos pelearon entre ellos. Ner’zhul empezó a tener sueños de muerte hasta que enloqueció.
Un día, el caballero de la muerte Teron Sanguino regresó y pidió audiencia con el chamán. Quería olvidar Azeroth e invadir otros planetas, pero los orcos se encontraban divididos a falta de un líder fuerte y sólo Ner’zhul podría hacerles entrarles en razón por su gloria pasada. Finalmente, Ner’zhul lideraba una Horda unida, pero ya estaba algo enloquecido. Para el plan de Sanguino harían falta artefactos mágicos de gran poder, por lo que se envió a orcos a través del portal a buscarlos. Esto dio la alarma en la Alianza, que decidieron poner fin a la amenaza orca invadiendo su propio territorio.
Uno de esos artefactos fue nada más y nada menos que la calavera de su antiguo aprendiz Gul’dan, lo que pareció algo irónico. No obstante, la calavera todavía mostraba los antiguos pensamientos del brujo y eso influyó poco a poco en Ner’zhul hasta volverlo completamente loco.
Una vez todo estuvo listo, empezó la marcha hasta el Templo Oscuro, lugar dónde se celebraría el ritual para abrir varios Portales al mismo tiempo. Debían ser rápidos puesto que los Hijos de Lothar, que habían entrado en Draenor, habían descubierto sus planes e iban a intentar detenerles. Los orcos que fueron dejados atrás servían como distracción, y gracias a su sacrificio Ner’zhul tuvo el tiempo que necesitaba.
Nacimiento del Rey Exánime
Tal y cómo había sospechado Khadgar, la energía liberada causó una gran explosión. Si bien sus cálculos predecían la destrucción completa del planeta, este sobrevivió mínimamente. Ner’zhul tuvo tiempo de cruzar uno de los portales que acababa de abrir para escapar tanto de la explosión como de los humanos. Pero el destino tenía le tenia reservada una sorpresa: al otro lado del portal le estaba Kil’jaeden, nada contento.
Ner’zhul fue torturado durante mucho tiempo, hasta que Kil’jaeden le encontró una utilidad. Pero, para asegurar que no volvía a escapar e intentar que estuviera más controlado, encerró su espíritu en un bloque de hielo. Ner’zhul, que no era ahora más que una armadura en el hielo, fue enviado a Azeroth con la misión de preparar el camino para la Legión.
Su nuevo ser tenía también nuevos poderes. Era capaz de levantar y controlar a los muertos; también tenía un mayor habilidad a la hora de predecir el futuro, algo que le serviría para liberarse de Kil’jaeden. Se convirtió en el Rey Exánime y pronto expandió su influencia por todo Rasganorte.