En cautividad durante diez mil años. Desterrado de mi propia tierra. ¿Y ahora osáis adentraros en MI reino? No estáis preparados…
Señor de Terrallande
Illidan se retiró no sólo de Kalimdor, sino también del mismo planeta. Dejó atrás Azeroth para instalarse en Terrallande. Mientras, sus leales Naga, que todavía estaban a su servicio seguían en el antiguo mundo. Para cuando atravesaron el portal que los traería dónde se encontraba su maestro, traían consigo nuevos aliados: los Elfos de Sangre.
El Cazador de Demonios no los estaba esperando exactamente al otro lado. Después de días de búsqueda, lo encontraron aunque no cómo ellos esperaban. Las vigilantes de Maiev habían seguido a Illidan hasta ahí y le habían encontrado antes que sus aliados. De nuevo, era hecho prisionero. Sin embargo, esta vez no tuvo que esperar otros diez mil años para ser liberado de su celda.
Aludiendo a un pasado común, cuando los tres (Nagas, Elfos de Sangre e Illidan) eran considerados Elfos de la Noche, se aliaron para sobrevivir en ese nuevo paisaje desolador que presentaba la Península de Fuego Infernal.
Illidan reveló que Terrallande era una guarida: esperaba poder esconderse en ese olvidado y destrozado planeta de la furia de Kil’jaeden. Después de todo, había fracasado en su tarea de destruir al Rey Exánime y la Legión no escuchaba, simplemente quería resultados. Además, si iba a permanecer allí, sería mejor asegurarse de controlar el territorio.
Las fuerzas de Magtheridon resultaron ser un desafío. Pero las suyas propias, formadas por los Naga, los Elfos de Sangre y los recién “adquiridos” Draeneis demostraron ser superiores. Primero se aseguraron de impedir la llegada de refuerzos al enemigo y posteriormente lanzaron un ataque directo a la base principal, en el Templo Oscuro.
Magtheridon, a pesar de su gran poder, se vio superado en número y finalmente fue derrotado y encarcelado. Los orcos viles, que habían luchado contra los recién llegados, juraron lealtad al nuevo señor de Terrallande. Illidan esperaba descansar al fin, como mínimo, por una temporada.
Objetivo: Rasganorte
Terrallande no resultó ser el mejor lugar para esconderse: Kil’jaeden tiene a su disposición una infinidad de espías. Le encontró poco después de reclamar el planeta como suyo y estaba enfadado por la necedad del semi-elfo por fracasar y por creer que podría escapar. Spela Casino: https://videospelautomater.com/svenska-casinon/spela.html. Sin embargo, le concedió una segunda oportunidad tras comprobar que Illidan contaba ahora con unos ejércitos más numerosos y poderosos.
Esta vez, tenía que atacar personalmente al Señor de los Muertos: no había más conjuros poderosos. Por suerte, el Rey Exánime, confiado, no esperaba esto. Las fuerzas de Illidan fueron adentrándose en el interior del helado continente con facilidad. Pronto supieron de la llegada de Arthas y los ejércitos de No-muertos que lideraba, pero era demasiado tarde. Esos refuerzos no llegarían a tiempo: se encontraban todavía en la costa.
Para su sorpresa, la Plaga encontró un camino subterráneo; una ruta más directa a Corona de Hielo. Illidan apenas llegó antes que Arthas y empezó la batalla. Ambos contrincantes eran más poderosos que en su último encuentro, pero es probable que Illidan lo fuera todavía más que su oponente.
A causa de ello, se confió notablemente. Creó una abertura que Arthas supo aprovechar y fue alcanzado en el pecho. Illidan cayó al suelo y el Caballero de la Muerte le dejó ahí, creyendo que había muerto o que moriría en unos instantes. Por suerte, sus aliados continuaban por la zona y le rescataron a tiempo, retirándose a Terrallande.
Illidan había vuelto a fracasar en su misión. Kil’jaeden pronto lo sabría y sus demonios no tardarían en aterrizar en el planeta para darle caza.
Locura y Caída
Su derrota a manos de Arthas le causó heridas más allá de las físicas: empezó a enloquecer. Fue en este momento cuando Kael’thas cambió de bando, aunque en secreto. Es probable que la decisión de Illidan de declarar la guerra total a la ciudad de Shattrath (cuando pudo aliarse con ellos contra el enemigo común que representaba la Legión Ardiente) fuera idea del príncipe elfo, influenciado a su vez por Kil’jaeden.
A pesar de contar con numerosos demonios que se pusieron a su servicio y una nueva generación de orcos viles, los ataques sobre la ciudad no funcionaron. Shattrath se mantuvo e incluso fue capaz de lanzar un contraataque hasta las mismas puertas del Templo Oscuro. Entre tanto, la traición de Kael’thas se había descubierto y la lucha había empezado.
Para cuando el Portal Oscuro es reactivado y la gente de Azeroth lo atraviesa, la locura de Illidan es totalmente clara. Incluso llegó a pensar que había vencido a Arthas. Los recién llegados, incluso los Elfos de la Noche, fueron considerados enemigos. El Traidor debía ser vencido para restaurar la paz en Terrallande.
De esta manera, empezó el asalto al mismísimo Templo Oscuro, dónde Illidan aguardaba en lo más alto a quien se atreviera a desafiarle. Lo que no esperaba era una nueva traición, esta vez de Akama. Secretamente, el draenei liberó a Maiev de su cautiverio y ésta se ocultó, esperando su momento. El combate contra Illidan empezó, y no se reveló hasta los momentos finales, para sorpresa del cazador de demonios.
Illidan fue nuevamente derrotado. Pero esta vez, no había nadie para salvar su vida. Maiev, por fin, reclamó a su presa. Por fin, pudo cumplir la sentencia de muerte que le impuso a Illidan años atrás. Su larga vida terminó en ese momento.