La destrucción de Theramore fue lo único que hacía falta para que Jaina perdiese completamente la cordura, y aunque se recuperó de ella gracias a Kalecgos, una traición más le afectará a su estado emocional y a sus relaciones diplomáticas de forma permanente.
La traición de los Atracasol
Jaina Valiente fue elegida como la líder del Kirin Tor. Sin embargo, seguía siendo una de los principales líderes de la Alianza y por lo tanto debía de ayudarla en la medida de lo posible. Cuando la guerra llegó a Pandaria y ambas facciones hicieron su desembarco en las costas de Krasarang un conflicto a gran escala era inevitable. Garrosh Grito Infernal había enviado sus tropas a Pandaria en busca de algo que declinase la balanza de la guerra a su favor y la Alianza había ido al continente con el objetivo de evitar que eso pasase.
Varian Wrynn le pidió a su hijo que hablase con Jaina, ambos tenían una gran relación, para pedirle que uniese las tropas del Kirin Tor a la Alianza para evitar ese avance. Anduin viajó hasta Dalaran para pedírselo, pero Jaina había recuperado la compostura y volvía a ser la muchacha pacífica que había sido siempre. Creía que la paz entre la Horda y la Alianza seguía siendo posible a pesar de todo y que su ciudad sería la que promovería el cambio: «Si aquí podemos confiar los unos en los otros, el resto del mundo también puede«
A pesar de sus esperanzas, no pudo mantener la paz. La Horda había encontrado información acerca de un artefacto «La Campana Divina», con el cual podrían crear un ejército de orcos verdaderamente fuerte y que la Alianza no podría soportar. No obstante, los elfos de la noche encontraron la campana antes y la llevaron a Darnassus para protegerla. Pasado unos pocos días, llegaron noticias de que la campana había sido robada de la ciudad y Jaina fue a investigar. Siguió un rastro mágico que dejó el ladrón del artefacto y se encontró lo que menos se podría esperar: Un portal a Dalaran. Ese portal significa que había sido alguien de su propia ciudad el que había robado la campana.
Furiosa, fue hasta Dalaran para enfrentarse a los Atracasol. Estos elfos habían causado algún que otro problema en el pasado pero seguían siendo leales a la ciudad aparentemente. Con el robo de la campana, Jaina arremetió contra ellos matando a todos los que oponían resistencia y enviando al Bastión Violeta a los que no. Sin embargo, Aethas Atracasol pudo escapar y unirse a Lor Themar Theron y a los elfos de sangre completamente y sin tener que ser neutral con la Alianza. Lo mismo hizo Jaina, que unió las fuerzas del Kirin Tor a la Alianza tal y como Varian quería.
Un tiempo más tarde, se le pidió a Jaina ayudar a los pandaren en la guerra contra el resucitado «Rey del Trueno». Lo mismo ocurrió con Lor Themar, el cual envió a sus elfos de sangre a ayudar. Con ambos bandos en una misma isla, la tensión solamente aumentó. Jaina y el líder elfo estuvieron apunto de matarse el uno al otro de no ser porque Taran Zhu puso orden. La maga le dijo que mientras Garrosh Grito Infernal siguiese siendo Jefe de Guerra, la paz no sería posible. A lo que le respondió que ya se empezaban a oír ecos de rebelión entre algunos miembros de la Horda y que era solo cuestión de tiempo.
El Asedio de Orgrimmar y el juicio en Pandaria.
El elfo tenía razón, una rebelión contra Garrosh era cuestión de tiempo. Las fuerzas de la Alianza y de la Horda se unieron tras la devastación del Valle de la Flor Eterna para poner fin al reinado de terror de Garrosh. Aunque las tropas de Jaina no tuvieron una gran importancia en el asedio como fueron las de Vol’jin o las de Tyrande, la maga cobró mucha importancia una vez había acabado todo. Los líderes de ambas facciones estaban reunidos allí y ella vio la oportunidad perfecta para vengarse. Le dijo a Varian que desmantelase la Horda matando a sus líderes, pues una oportunidad como esa sería difícil de volver a ver y aunque Varian iba a hacerlo, vio que el nuevo Jefe de Guerra no era un orco y que había sido el que impulsó la rebelión, Vol’jin. Pensó que quizás con un trol como líder las cosas irían mejor que con un orco y por eso depuso su arma para alcanzar una tregua entre ambos bandos.
Garrosh sobrevivió al Asedio y se le envió a Pandaria para que fuese juzgado por sus crímenes. Se eligieron a miembros de ambos bandos para las distintas funciones del juicio. Baine sería el abogado del orco y Tyrande la que intentaría que se le encarcelase para siempre o que se le ejecutase. Conforme avanzaba el juicio, se pidió el testimonio de varias personas, entre ellas estaba Jaina. La humana tuvo que rememorar todo lo que había sufrido con Arthas, Theramore, los Atracasol etc, para que tanto Baine como Tyrande pudiesen ejercer correctamente el cometido que se les había impuesto. El público se asombró al contemplar lo que la maga tuvo que ver en Theramore. Tanta gente muerte y toda su ciudad destruida, rememorarlo fue una experiencia horrible para ella, pero necesaria.
Justo antes de que los cuatro Celestiales dictasen la sentencia, un grupo de orcos, dragones y mercenarios atacó el templo. Estaban liderados por Zaela, la cual sobrevivió al Asedio. Con la ayuda de ella y de Kairoz, Garrosh logró escapar y empezó una batalla en el templo sagrado de los pandaren. Hubo muchas bajas, una de ellas fue la propia Jaina. Había caído en combate cuando una bala disparada por un orco la había atravesado. Thrall y todos los sanadores del lugar intentaron ayudarla pero no lograron nada, entonces Chi-ji se acercó a ella y la resucito como símbolo de la esperanza de todos los allí presentes que suplicaban que no estuviese muerta.