in

Retratos de Azeroth: Garrosh Grito Infernal Parte I

“Servirás a la Horda… O la Horda te aplastará.”

Nacido en Draenor, o lo que hoy conocemos como Terrallende, Garrosh Grito Infernal siempre tuvo que soportar la sombra de su padre pendiendo constantemente sobre él. El peso que ejercía sus propios orígenes lo atormentó desde que era un chiquillo. Ser el único descendiente del gran guerrero orco Grommash (apodado Gromm) Grito Infernal era una loza que arrastraba constantemente a su espalda.

GarroshPoco se sabe de Garrosh hasta que alcanzó su juventud. Por ese entonces, años antes de la Invasión Humana de Draenor, una gran peste llamada la Viruela Roja contagió miles de orcos, entre ellos al propio Garrosh. La enfermedad aparecía con un gran número de pústulas rojas brotando en la piel, que supuraban una sustancia roja y líquida, y provocaban que los afectados vomitaran sangre. Esa hueste de infectados y parias fueron exiliados y aislados en cuarentena a Nagrand, donde se establecieron hasta que mejoraran… o hasta que morían.

Se refugiaron en Garadar, una fortaleza que sirvió de hospital para la marabunta de orcos enfermos. Dentro de Garrosh ya ardía la curiosidad por saber qué había sido de su padre, dado que sólo le conocía por los rumores y las leyendas que se le atribuían. Por ello, cuando Kargath Garrafilada, jefe del Clan Mano Destrozada, visitó a los enfermos en Garadar para reclutar refuerzos, Garrosh no perdió la oportunidad de preguntarle por su padre, y le hizo saber su intención de unirse a su ejército. Kargath, cuando vio el deplorable estado en el que se encontraban los orcos afectados por la Viruela Roja, ignoró a Garrosh, y les insultó, tachándolos de “débiles que no merecían el apelativo de orcos” y que servirían convenientemente a la Horda si morían. Garrosh encajó el desaire, y se sumió en el silencio.

La Viruela Roja fue una maldición para los orcos… Pero también una bendición, ya que, nadie sabe por qué, los orcos que habían pasado la enfermedad no fueron contagiados por la corrupción demoníaca que se extendía por todo Draenor. Quizás generaron anticuerpos contra la magia vil de los invasores, pero por ello, los exiliados en Nagrand jamás fueron influenciados por demonios. Por tanto, no perdieron la tez marrón de su piel, y los enfermos se refugiaron bajo una bandera, bajo un mismo nombre que exhibían con orgullo por su supervivencia: los Mag’har, que significa “los incorruptos” en orco, e hicieron de Garadar, la que había sido la fortaleza de su exilio, su capital.

GarroshGarrosh seguía preguntándose acerca de sus raíces, y muchísimas preguntas le quemaban en su garganta. En cuanto se hubo recuperado de la Viruela Roja, habló con la Abuela Geyah, la fundadora de los Mag’har, acerca de su padre. Pero la herida que abrió Geyah en el corazón de Garrosh durante esa conversación, tardaría en cerrarse. Grommash Grito Infernal, su padre, el gran guerrero orco de las leyendas, había sido el primero en beber la sangre del demonio Mannoroth, condenando a su raza a la sed de sangre que los haría enloquecer en tiempos posteriores.

La verdad sobre su padre, y sobre el ocaso de su leyenda, sumieron a Garrosh en una gran depresión que duraría años. Se preguntaba continuamente cómo había podido faltar a su honor y había vendido a su raza a los demonios. Se avergonzó del apellido Grito Infernal. Pero un día, tomó una determinación: él limpiaría el honor de su apellido y demostraría que la semilla del corrupto Gromm había crecido más fuerte y con más determinación que su antecesor. Él haría que Grito Infernal dejara de sonar a vergüenza y sonara a gloria.

En poco tiempo, Garrosh se convirtió en uno de los líderes militares de los Mag’har. Su astucia y su inconmensurable fuerza, heredada de su sangre, le hizo escalar posiciones dentro de la jerarquía de Garadar y pronto la Abuela Geyah vio en él a su mano derecha, junto a Jorin Mortojo, el hijo de Kilrogg Mortojo, líder del Clan Foso Sangrante. Pero pronto la preocupación volvió a anidarse en Garrosh. La Abuela Geyah estaba débil, y su salud pendía de un hilo. Sabía que si la matriarca orca moría, él estaría obligado a tomar el mando de los Mag’har, y el miedo volvió a atenazarle. ¿Y si él no era el líder que necesitaba su pueblo? ¿Y si él mismo repetía los errores de su padre y lideraba a su gente a la destrucción?

Pero entonces, el Portal Oscuro volvió a abrirse. Los orcos volvieron a su mundo, persiguiendo a un antiguo enemigo de Azeroth. Cuando aquel orco de pelo oscuro y ojos penetrantes llamado Thrall, que decía ser Jefe de Guerra de la Horda en el otro mundo, llegó a Garadar y preguntó por él, poco sospechaba Garrosh que sería el chamán quien aplacaría todos los fantasmas de su pasado. Thrall le contó el final de su padre: había sido un héroe. Gromm había matado a Mannoroth, muriendo en la batalla, y liberando a los orcos del yugo de los demonios. Su padre había salvado a su raza.

GarroshDespués de años sintiendo vergüenza por su apellido y por sus orígenes, que aquel extraño viniera de otro mundo para contarle a Garrosh la grandeza y el orgullo de llevar su apellido, creó en él un lazo de compromiso y confianza con su pueblo. Juró que no fallaría nunca a la raza orca. Tal fue el talento que Garrosh demostró para la guerra, que Thrall se lo llevó consigo a Azeroth como su consejero. El Jefe de Guerra no dudó en relatarle cada uno de los episodios importantes de su raza: la Apertura del Portal Oscuro y la invasión de Orgrim Martillo Maldito, la alianza con el resto de razas que pertenecían a la Horda y así sucesivamente hasta la nueva Apertura del Portal Oscuro y la lucha contra Illidan en Terrallende. A cada historia que le relataba Thrall, Garrosh fue macerando un odio visceral e irracional contra los humanos, que llegó a su punto álgido cuando el propio chamán le relató sus días de cautiverio al servicio de los humanos. El desprecio a la raza humana se enraizó en su corazón y no podría despojarlo jamás.

Al llegar a Orgrimmar, Thrall presentó a Garrosh a su otro consejero: el Maestro de Gladiadores Rehgar. En aquellos días, los enfrentamientos de opinión entre Rehgar y Garrosh se hicieron más que evidentes. Mientras que el uno era partidario de la frágil paz que se extendía entre Alianza y Horda perdurara, Garrosh pensaba que la mejor manera para lidiar con los humanos era destruyéndolos y conquistando sus tierras. El alma del joven orco ardía con cada argumento. Thrall le había dado a Garrosh un nuevo motor vital, la guerra, algo de lo que se arrepentiría en el futuro.

Cierto día, Jaina Valiente, antigua amiga y aliada de Thrall, apareció en Ventormenta con inquietantes nuevas: el rey Varian Wrynn, el descendiente del Rey Llane, desaparecido hacía mucho tiempo, había vuelto a la ciudad. Thrall determinó que era de vital importancia reunirse con el rey humano para discutir los términos del crisol pacífico que atravesaban ambas facciones. Rehgar advirtió a Thrall que sería mejor dejar a Garrosh en Orgrimmar, sabido su odio a los humanos, pero el Jefe de Guerra consideró que quizás era una buena oportunidad para que Garrosh reconsiderara su idea infundada sobre la raza humana, al conocerlos en un ambiente de paz.

La reunión se llevó a cabo en Theramore, al ser un enclave neutral, ya que el territorio estaba bajo la jurisdicción de Jaina Valiente, y no permitiría que su amigo Thrall y sus acompañantes sufrieran daño alguno durante la reunión. En principio, el encuentro entre los líderes de ambas facciones transcurrió sin contratiempos, y las negociaciones fueron satisfactorias para todos. Pero al término de la misma, y mientras el rey Varian se retiraba, el Martillo Crepuscular, una secta que promulgaba el advenimiento del Fin del Mundo, atacó Theramore, lo que provocó que tanto Horda como Alianza se vieran obligados a defender la ciudad para garantizar su propia seguridad. Entonces, el dirigente humano advirtió entre el tumulto a Garona, la asesina semiorca. Rápidamente Varian pensó que había sido enviada por Thrall para acabar con su vida, tal y como hiciese el Consejo de las Sombras de Gul’dan en el pasado con su padre, el Rey Llane Wrynn. Tras la batalla, Varian culpó a la Horda del ataque, dada la presencia de Garona en la contienda, y Garrosh hizo lo propio al considerar que Theramore era un enclave de la Alianza. Sin embargo, el único daño que hizo el ataque fue sembrar de nuevo la semilla del rencor y la desconfianza entre los miembros de ambas facciones.

Garrosh

 

 

Written by Mindersh

Deja una respuesta

Resumen Semanal WowChakra 24-30 Jun y Parche 5.4

Cambios JcJ para el 5.4