Nozdormu el Intemporal fue uno de los cinco Dragones Aspecto bendecido por los titanes para proteger Azeroth. Luchó en la Guerra de los Ancestros, tras la cual se retiró para sumergirse en sus deberes y solo aparecer cuando se requiere su presencia. Con la amenaza del Vuelo Infinito y tras haber derrotado a Chromatus y a un futuro y demente Nozdormu, el Aspecto del Tiempo se unió a sus hermanos para derrotar a Alamuerte.
Sus orígenes y la Guerra de los Ancestros
Cuando los titanes se marcharon de Azeroth, dejaron a cinco elegidos a cargo de su protección. Aman’Thul otorgó una parte de su poder cósmico al gran dragón de bronce, Nozdormu, para que protegiera el tiempo y vigilar así los siempre cambiantes senderos del destino. Fue así como a Nozdormu se le empezó a conocer como al Intemporal. Su propia muerte le fue desvelada por sus creadores para que sirviera de lección.
Durante la Guerra de los Ancestros fue representado por su principal compañera, Soridormi. Nozdormu escapó al final de la guerra, cuando la línea temporal fue restablecida, y ayudó al resto de Dragones Aspecto con la creación del Árbol del Mundo, Nordrassil. Bendijo al árbol con un encantamiento, el cual aseguraba que mientras el colosal árbol siguiera en pie, los elfos de la noche jamás envejecerían.
Cuando el Vuelo de Bronce salvó de la muerte a Xarantur, uno de los primeros tauren druida, le llevaron frente a Nozdormu. Le fue otorgada la inmortalidad como Guardián, encargándose de ser testigo de la historia de Azeroth como uno de sus agentes, y se le entregó el Martillo de conocimiento.
El Día del Dragón y el Crepúsculo de los Aspectos
Durante la Segunda Guerra, el orco Nekros se hizo con el Alma de Demonio, el cual usó para esclavizar a Alexstrasza y forzar a sus descendientes a servirles. Cuando Rhonin destruyó Grim Batol, Nozdormu convenció a Ysera de que ayudara y finalmente se unió al resto de Aspectos para buscar a Alamuerte tras la destrucción del Alma de Demonio.
Aunque durante la segunda invasión de la Legión Ardiente, en la Tercera Guerra, Nozdormu no se involucró, hizo algo que sigue afectando al mundo a día de hoy. Tras sacrificar el Árbol del Mundo para derrotar a Archimonde y que los elfos de la noche perdieran su inmortalidad, Fandral Corzocelada plantó un nuevo Árbol del Mundo en Kalimdor. Sin embargo, dicho árbol no recibió la bendición de Nozdormu ni de ningún otro Aspecto.
Poco después de la Tercera Guerra, Rhonin fue llamado por Krasus. Nozdormu se hallaba atrapado en distintos tiempos, intentando llamar la atención de Krasus con una extraña anomalía en las montañas de Kalimdor. Hacia allí se dirigieron pues Krasus y Rhonin para investigar el extraño suceso. A su vez, Broxigar y Gaskal fueron enviados por Thrall por el mismo motivo. Una vez allí reunidos los cuatro, descubrieron un agujero en el tiempo al que fueron arrastrados diez mil años en el pasado, antes de la primera invasión de la Legión Ardiente.
Una vez la guerra hubo terminado, Nozdormu agradeció a Krasus su ayuda y acordó vigilar temporalmente la nidada de huevos de dragón que había salvado. Esta fue una de las pocas veces en que el Aspecto permitió una alteración en el tiempo con la creencia de que algunos dragones azules sería mejor que ninguno. A su vez, se disculpó por los errores que cometería en el futuro.
Nozdormu se ausentaría más adelante, siendo su Vuelo liderado por Anachronos, su consorte Soridormi, Andormu y Nozari.
Durante el Crepúsculo de los Aspectos, Thrall y Desharin -un dragón verde enviado por Ysera- fueron a las Cavernas del Tiempo, donde nadie sabía dónde estaba Nozdormu. Thrall, por otra parte, se percató del Vuelo Infinito. Ambos intentaron ayudar al Vuelo de Bronce a encontrar a su líder, pero un asesino, Aedelas Lodonegro, acabó con la vida del dragón verde. Thrall fue rescatado y enviado a través de uno de los portales de las Cavernas del Tiempo por un dragón del Vuelo de Bronce. Durante sus viajes a través de otras líneas temporales, el chamán pidió ayuda a los elementos para encontrar a Nozdormu. Fue entonces cuando una imagen del Intemporal apareció frente a él. Apareció en distintos momentos de su vida y, en cada una de ellas, una imagen de Nozdormu estaba presente en esa línea temporal en concreto. Finalmente apareció en una línea temporal alternativa y, tras una charla con Thrall, se dieron cuenta de que no se trataba de varias líneas temporales, sino de una sola: pasado, presente y futuro. Thrall se percató de que Nozdormu se hallaba atrapado en todos los momentos a la vez y que ya sabía dónde encontrarle. Cerró los ojos y salió de la línea temporal, flotando en el espacio vacío lleno de infinitos portales a la misma línea temporal.
Se halló en las Cavernas del Tiempo nuevamente con Nozdormu, en cuyas escamas había un portal hacia un momento en el pasado, presente y futuro de Thrall. Nozdormu se dio cuenta de que se había perdido en el tiempo. Fue cuando le dijo a Thrall que cada evento en la historia de Azeroth había sido orquestrado por la misma persona. El Dragón Aspecto quedó atrapado en el tiempo mientras intentaba hallar al responsable cuando se percató de que, quien había enviado a Lodonegro tras Thrall, era él. Fue cuando se dio cuenta de que en un posible futuro él se convertiría en el líder del Vuelo Infinito, por lo que envió al chamán orco en busca de Alexstrasza, quien seguía llorando la muerte de Korialstrasz tras de destruir la Cámara de los Aspectos.
Nozdormu, aunque tardío, lideró a los dragones de bronce en su lucha contra Chromatus. Sin embargo, debido a una de sus visiones, debían retirarse o morirían. Mientras huían, Nozdormu les explicó que habían nacido como parte de un todo y que eran cuatro de cinco partes. Mientras esa quinta parte permaneciera vacía, Chromatus no podría ser derrotado. Thrall ofreció su espíritu de la tierra en la batalla contra el dragón cromático, de modo que los cinco espíritus de los Aspectos eran uno de nuevo. Los cuatro Aspectos retomaron su ataque contra Chromatus tras el ritual con un poder unificado, el cual acabó con su enemigo. No obstante fracasaron a la hora de derrotar su cascarón. Kalecgos afirmó que Malygos había creado una serie de prisiones arcanas durante la Guerra del Nexo y Alexstrasza decidió que los representantes de todos los vuelos le vigilarían, pues no estaba muerto.
Tras la batalla, Nozdormu explicó que, en una de las líneas temporales, él se convertiría en el líder del Vuelo Infinito. El resto de Aspectos se quedaron estupefactos mientras escuchaban a su compañero hablar, explicándoles que había seguido una pista que le había llevado a desvelar quién estaba realmente tras la conspiración: los Dioses Antiguos. Ellos fueron quienes habían causado todos los eventos que tanto Azeroth como los Vuelos habían sufrido y quienes le convertirían en líder del Vuelo Infinito en alguna línea temporal. Ysera les convenció para luchar unidos para evitar la Hora del Crepúsculo.
El fin del tiempo y la Hora del Crepúsculo
Nozdormu fue al Monte Hyjal para encontrarse con Tick y un moribundo Zirion. Nozdormu intenta ayudarle pero, para su sorpresa, alguien lo había predicho y había lanzado un contrahechizo igual de poderoso al suyo. Tick entonces desvela que Zirion viene del futuro, de la Hora del Crepúsculo, y es cuando Nozdormu se da cuenta de que debe descender a la locura con la Hora del Crepúsculo. Pregunta cómo hirieron a Zirion, ante lo cual Tick responde que fue el Vuelo Infinito y su líder. Nozdormu ruega a Zirion que le perdone antes de que muera y usa sus fuerzas restantes para apartar la mirada de terror del Intemporal. Nozdormu se acude a Nordrassil para reunirse con el resto de Aspectos y contarles que él ha matado a Zirion y que se convertirá en el líder del Vuelo Infinito. Nozdormu se marcha tras unas reflexiones de Ysera.
Poco después, Ysera y Kalecgos tienen la idea de recuperar el Alma de Dragón del pasado para vencer a Alamuerte. Tras comentárselo a Alexstrasza, ésta parte para informar a Nozdormu, quien admite que una vez reflexionó sobre si debería volver al pasado para salvar a los vuelos y a Malygos. Ambos debaten sobre las intenciones de la Reina de los dragones, pero ambos coinciden en que a veces la vida debe ser arrebatada con el fin de conservarla. Cuando Nozdormu regresa, los Aspectos tejen un plan que implica ir al futuro para derrotar a Murozond y abrir líneas temporales para permitirles recuperar el Alma del Dragón durante la Guerra de los Ancestros. Es entonces cuando preguntan si Thrall sería capaz de empuñarlo, pues ningún dragón puede hacerlo sin resultar herido. El chamán acepta pero pregunta si las razas mortales pueden ayudarle, lo cual Alexstrasza consiente. Poco después, Kalecgos recuerda que los titanes bendijeron a los Aspectos por una razón. Fueron bendecidos para preservar los dones que les dieron para que el tiempo, la vida, la naturaleza y la magia perduraran eternamente.
Una de las líneas temporales, el Fin del Tiempo, muestra el futuro desolador de Azeroth si sus defensores fallaran en su misión de derrotar a Alamuerte. Nozdormu identifica una anomalía en dicho futuro que prohíbe el acceso al pasado y al Alma de Dragón: una poderosa criatura externa al tiempo, viviendo en ecos distantes del tiempo en el pasado. Para que Nozdormu pueda viajar de nuevo atrás en el tiempo antes de que Malfurion Tempestira oculte el Alma de Dragón, los héroes de Thrall deben ir antes a un distante y desolado futuro para descubrir la anomalía que bloquea el pasado. La figura que bloquea la visión de Nozdormu no es otro sino Murozond, la versión futura de Nozdormu que se volvió loco e intentó interferir en el pasado. Sin embargo, cuando Murozond muere, Nozdormu advierte a los héroes que el bucle se ha cerrado, pero que en el futuro enloquecerá y que el ciclo se repetirá.
Cuando el Alma de Dragón fue llevado al presente, éste debía ser llevado por Thrall y los héroes mortales al Templo del Reposo del Dragón, un lugar de gran poder conectado a la Cámara de los Aspectos, donde el artefacto fue imbuido originalmente. Conocedor de dichos planes, Alamuerte y sus secuaces fueron al Templo para detenerles a toda costa. En el Reposo del Dragón, los Aspectos prapararon sus esencias una vez más para hacerlas más potentes que nunca. Kalecgos había alterado las propiedades del Alma del Dragón para que afectara a Alamuerte, pero el artefacto había sido imbuido con las esencias de los cuatro Aspectos y Alamuerte impartió la suya en él. Para usar el arma y así derrotarle, debían infundirle el poder del Protector de la Tierra. Afortunadamente Thrall tenía una pequeña porción de lo que necesitaban, la esencia del propio Azeroth. Tras derrotar al dragón crepuscular Ultraxion, Thrall desató el Alma del Dragón sobre su creador. Herido, Alamuerte huyó, intentando volver a la seguridad de Infralar a través de la Vorágine, pero sus enemigos le siguieron.
Cuando dieron con él, los héroes subieron a lomos de Alamuerte y comenzaron a arrancar de su espalda las planchas de elementium para hacer una apertura lo suficientemente grande como para que Thrall abriera un agujero en su pecho con el Alma de Dragón, haciendo que Alamuerte se estrellara contra la Vorágine. Los héroes se regocijaron por haberse desecho del Destructor, quien volvió a alzarse. Sin su armadura, la forma fundida de Alamuerte comenzó a mutar, dándole un aspecto aún más aterrador. La batalla final por Azeroth había comenzado. El poder del Alma de Dragón aumentó, infundido con la esencia completa de cada Aspecto, lo cual acabó finalmente con Alamuerte. Nozdormu usó todo su poder para cerrar el momento en el tiempo y prevenir que fuera deshecho. Con Alamuerte derrotado, el resto de Aspectos habían cumplido con su deber al gastar todo lo que quedaba de sus poderes ancestrales y se volvieron mortales. El brillo de sus ojos desapareció y las arenas del tiempo de la hombrera rota de Nozdormu se derramaba en sus manos. Con la pérdida de poderes de Nozdormu, el Alma de Dragón fue devuelto al momento al que pertenecía.
Chromi informó después que los portales del tiempo parecen ser un estado de flujo, posiblemente debido al momento en que el Alma de Dragón fue extraído del pasado, Nozdormu dice que los portales temporales ya no son asunto del Vuelo de Bronce, pues ya no tienen controles sobre ellos y que la responsabilidad de protegerlos recae sobre las razas mortales.