Galakrond era un protodraco de proporciones descomunales. Su tamaño era mayor que el de todos los Aspectos juntos y su rugido podía oírse kilómetros a la redonda, mientras que el batir de sus alas generaba grandes vientos. Con el paso del tiempo, mutaciones tales como miembros y ojos crecieron por todo su cuerpo. Puesto que en origen su cuerpo no era así, se cree que dichas mutaciones son causadas por el canibalismo que practicaba hacia sus congéneres. Además, como resultado de la absorción de la esencia de la vida de los protodracos, sus víctimas regresaban a la vida como no-muertos.
Los protodracos vivían atemorizados por la presencia de Galakrond. Un día en que una docena de ellos salió de caza, Galakrond apareció y se llevó su presa, aterrorizando a los presentes. Malygos, un protodraco azul y blanco, se preguntaba por qué el gigantesco protodraco cazaría en un área donde nunca antes había estado. Neltharion, su nuevo amigo, contestó que había ido a buscar más comida. Sin embargo, esa respuesta no gustó a Malygos, quien señaló que la comida que Galakrond había ido a buscar era la suya.
Cuando los protodracos comenzaron a morir brutalmente y convertidos posteriormente en cascarones de piel y huesos, Malygos sospechaba que Galakrond debía estar relacionado. Un aterrorizado protodraco violeta lloraba «¡se los ha tragado!«, lo cual reforzaba las teorías del que en un futuro sería el Aspecto del Vuelo Azul.
Pasó un tiempo hasta que Galakrond comenzó a devorar a los protodracos por docenas. Nadie entendía por qué Galakrond se comía a los de su especie, pero negándose a seguir viviendo con miedo y con la posibilidad de ser sus siguientes víctimas, se enfrentaron a él. Kalecgos, quien vio esta época a través de los ojos de Malygos, se percató de que el cuello de Galakrond estaba hinchado. El gigantesco terror mutado finalmente murió ahogado gracias a que Malygos y Neltharion lograron poner una roca en la garganta del mismo.
Los restos de Galakrond se hallan actualmente en el Cementerio de Dragones. Durante la guerra contra el Rey Exánime, el Gran Necroseñor Antiok intentó devolverle a la vida como no-muerte, sin éxito. Posteriormente, tras el Cataclismo causado por Alamuerte, el Martillo Crepuscular usó los restos del protodraco caído para asaltar a Thrall y a sus compañeros mientras se dirigían hacia el Templo del Reposo del Dragón.
Se dice que el Templo del Reposo del Dragón fue construido en su memoria, el cual fue además el lugar donde los Aspectos fueron bendecidos.