Alexstrasza la Protectora fue el Aspecto del Vuelo Rojo y guardiana de la vida en Azeroth. Era una de los cinco grandes dragones elegidos por los titanes para adquirir una porción del poder del Panteón y liderar a su vuelo mientras vigilaban Azeroth y a sus habitantes. Los titanes, además, la nombraron reina de todos los dragones.
Actualmente reside en el piso más alto del Templo del Reposo del Dragón, en el Cementerio de Dragones, un lugar considerado tierra sagrada por los vuelos. Al no contentarse únicamente observando a las razas mortales, Alexstrasza tomó parte en reunir a los vuelos en la batalla contra el Aspecto del Vuelo Azul, Malygos, y contra la amenaza del Rey Exánime.
Cuando Alamuerte se alzó, la Protectora tomó un papel muy activo a la hora de defender Azeroth del Aspecto de la Muerte, llevando a su vuelo a la batalla contra el Vuelo Negro. Alexstrasza, junto a sus compañeros Aspecto, dieron todo su poder para detener a Alamuerte de una vez por todas, perdiendo así sus poderes.
Sus orígenes
Cuando los titanes estuvieron satisfechos con la creación de Azeroth, se marcharon en busca de nuevos mundos a los que poder moldear y crear nueva vida. Sin embargo, antes de su partida dejaron a cinco dragones la ardua tarea de vigilar dicho mundo, su creación. Eonar, la titán matrona de la vida, dio una pequeña parte de su poder a la dragona roja, Alexstrasza, quien desde entonces se daría a conocer como la Protectora, protegiendo a todos los seres vivientes de Azeroth. Debido a su gran sabiduría y su compasión ilimitada, Alexstrasza fue coronada como la Reina dragona y le fue otorgado el poder sobre los de su especie.
Pese a ser una de los dragones más poderosos, no es la mayor de ellos. El que fuera una vez su consorte, Tyranastrasz, era varios cientos -sino milenios- de años mayor que ella antes de que los titanes la bendijeran.
Antes de ser una Dragón Aspecto, Alexstrasza fue uno de los protodracos que luchó contra un gran enemigo que amenazaba a toda su especie: el Padre de Dragones, Galakrond. Ella y sus hermanos, Dralad e Ysera, fueron los únicos supervivientes de su nidada.
Alexstrasza era uno de los protodracos más inteligentes. Conoció a Malygos buscando a uno de sus hermanos de nidada y ambos fueron atacados por un protodraco salvaje y grisáceo. Aunque lograron vencerle, Alexstrasza estaba asustada de algo y pronto descubriría su gran temor: su hermano se había convertido en un cascarón de carne y huesos.
Algún tiempo después, docenas de protodracos se fueron a cazar caribúes. Alexstrasza le ofrecía sus presas a Ysera, aunque ella las rechazaba. Ysera se acercó a Malygos para preguntarle sobre el cadáver de su hermano y le dijo que ella y su hermana habían encontrado otro cuerpo. Alexstrasza le reprendió, pues habían acordado no hablar al respecto. Mientras discutían, fueron interrumpidas por el gigantesco terror alado, Galakrond. Neltharion, un protodraco que había visto la escena, se burló de ellos por su cobardía.
Las hermanas encontrarían más tarde otros dos cadáveres, incluyendo el de la antigua compañera de Malygos, Tarys. Un pequeño y aterrorizado protodraco violáceo les contó que Galakrond había estado devorando a los dragones muertos, lo que concordaba con las teorías que Malygos había comentado. Ambas fueron a buscar a Malygos para que conociera al dragón violáceo, pero cuando llegaron los cadáveres se alzaron como no-muertos y les atacaron.
La Guerra de los Ancestros y Grim Batol
Alexstrasza fue uno de los tres Dragones Aspecto que lucharon contra los demonios de la Legión Ardiente durante la Guerra de los Ancestros. Fue entonces cuando Neltharion traicionó a sus compañeros Aspecto y usó el Alma de Dragón para robar una parte de su poder. Tras el fin de la Guerra de los Ancestros, cuando Illidan Tempestira vació los tres viales con las aguas del Pozo de la Eternidad en las aguas del Monte Hyjal, Alexstrasza, junto a Ysera y Nozdormu, decidió usar el Pozo para sanar la tierra dañada por la guerra y puso una bellota mágica de G’Hanir, el Árbol Madre, en el nuevo Pozo de Hyjal. El árbol creció y se proclamó como el Árbol del Mundo original de Azeroth, el cual fue llamado Nordrassil.
Durante algún tiempo, Alexstrasza y sus compañeros dragones rojos permanecieron en calma, pero con el tiempo comenzaron a discutir cual sería la mejor forma de proteger el mundo. El alza del poder de los humanos y otras razas hizo que muchos creyeran que estas nuevas gentes eran peligrosas y debían ser destruidas, pero otros allegados a la Reina de los Dragones creyeron que deberían ser educados para enseñarles a diferenciar el bien del mal.
En algún punto, Alexstrasza entregó la espada Quel’Delar al rey de los altos elfos, Anasterian Caminante del Sol.
Durante la Segunda Guerra, el Jefe de Guerra del clan Faucedraco, Zuluhed, le entregó el Alma de Dragón a Nekros Aplastacráneos. Usando el poderoso artefacto, Nekros y los orcos Faucedraco entraron en la guarida del Vuelo Rojo y capturaron a Alexstrasza y a sus consortes, incluyendo al mayor de ellos, Tyranastrasz. Los descendientes de estos dragones fueron usados como monturas por los orcos. Alexstrasza no tuvo más remedio que sucumbir a la esclavitud y dejar que sus nidadas, aún por nacer, fueran asesinadas a manos de su captor. Como Aspecto de la vida, esto causó un profundo dolor a Alexstrasza, quien lloró por la muerte de sus hijos y las que éstos causaban.
Para cuando la Segunda Guerra hubo acabado, Alexstrasza se había convertido en un ser muy preciado para la Horda, por lo que la protegían a toda costa. Sin embargo, Alamuerte, quien había organizado en parte su cautiverio, elaboró un plan para llevarla al exterior y robar a sus hijos con la esperanza de crear su propia progenie. No obstante, su plan facilitó su escape.
Los orcos comenzaron a trasladar a sus dragones cautivos de la fortaleza de Grim Batol con tal de proteger a sus esclavos de la Alianza, pero fueron atacados por Alamuerte. Durante la batalla, Tyranastrasz fue asesinado por el Aspecto de la Muerte. Sin embargo, la Reina de Dragones ya era libre y lo primero que hizo fue engullir a Nekros y reclamar a sus hijos del poder de la Horda. Con la ayuda de su antiguo compañero, Korialstrasz, Alexstrasza se reunió con el resto de Aspectos. El mago humano, Rhonin, destruyó el Alma de Dragón y liberó así sus poderes , permitiéndoles obligar a Alamuerte a ocultarse. New Zealand. Aunque Neltharion había escapado de la ira de los otros aspectos, Alexstrasza volvía a tener a sus pequeños consigo.
La Guerra del Nexo y la batalla a vida o muerte
Malygos había declarado la guerra a todos los mortales hechiceros, especialmente al Kirin Tor. El Vuelo Rojo se alió con los mortales contra la cruzada de Malygos, en parte debido a una promesa que Alexstrasza le había hecho a Rhonin tras ser liberada del clan Faucedraco: ni ella ni su vuelo dañarían jamás a las razas de sus rescatadores. La Reina Dragona era la líder del Acuerdo del Reposo del Dragón, las fuerzas unidas de los vuelos contra la cruzada de Malygos. Fue lo que se conoció como la Guerra del Nexo.
Más tarde, cuando Azeroth fue atacado por la Pesadilla Esmeralda, Alexstrasza se aventuró en Talloumbrío, donde ayudaría a Broll Manto de Oso, Tyrande Susurravientos y Eranikus del ataque de Lethon y Emeriss. La dragona convenció a Eranikus para que se uniera a los mortales en el Sueño Esmeralda para encontrar a Malfurion Tempestira al decirle que Ysera entendía sus motivos de querer estar solo. Cuando el Círculo Cenarion purgó a Teldrassil de su corrupción, Alexstrasza sintió su pureza. Fue cuando acompañó a Malfurion de vuelta a Darnassus que encontró el portal secreto de Fandral Corzocelada al Sueño Esmeralda. Durante la Batalla contra la Pesadilla, defendió el portal mientras los druidas combatían en el Sueño Esmeralda.
Por entonces, Tyrande, Lucan y Thura fueron hechos prisioneros del Señor de la Pesadilla, quien creó una falsa visión de una capturada Alexstrasza con tal de acabar con sus esperanzas.
Cuando los conflictos cesaron, Alexstrasza y su hermana Ysera bendijeron el nuevo Árbol del Mundo, Teldrassil, y presidió la boda entre Malfurion Tempestira y Tyrande Susurravientos.
Alexstrasza se enfrentó nuevamente a Alamuerte en las Tierras Altas Crepusculares. Tras varios minutos de batalla, ambos cayeron contra el suelo, clavándose las garras. Alexstrasza, cansada y gravemente herida, fue hallada en su forma humanoide mientras que Alamuerte cayó por la montaña. Calen, un aventurero y su draco se acercaron a la reina, cuya voz tembló cuando dijo que el Guardián de la Tierra estaba muerto. Casi como un fantasma, la gigantesca sombra de Alamuerte se alzó tras ellos. Alexstrasza se obligó a levantarse, sorprendida, pues consideraba imposible que Alamuerte siguiera con vida tras las heridas que le había infligido. Calen se enfrentó a él mientras el aventurero se llevaba a la Reina a un lugar seguro pese a sus protestas. Calen tomó su forma original, una muy pequeña en comparación a la del Aspecto de la Muerte, y se dio cuenta de que no tenía oportunidad alguna de vencer a Alamuerte. Sin embargo, comenzó a lanzarle bolas de fuego con tal de distraerle mientras Alexstrasza escapaba.
Tras el Cataclismo, los dragones se reunieron en el Templo del Reposo del Dragón, la primera con el Vuelo Azul tras la muerte de Malygos. Korialstrasz decidió quedarse vigilando su nueva nidada en el Santuario Rubí. Fue entonces cuando descubrió al Martillo Crepuscular en el santuario, lanzando oscuros hechizos a los huevos. Al confrontarles descubrió que sus hechizos habían mutado a la nidada, transformándolos en dragones cromáticos. Notó cómo la infección pasó a él al tocar uno de los huevos. Fue entonces cuando se percató de que no sólo habían infectado a su nidada, sino la del resto de vuelos en el resto de santuarios. Comenzó a mutar en un dragón cromático y decidió usar todo su poder para hacer estallar el santuario, destruyendo por completo los santuarios, a sí mismo y parte del Templo del Reposo del Dragón. Con la caída de los santuarios, miles de huevos corruptos fueron destruidos. Aunque su muerte fue una aparente traición y un duro golpe para los vuelos, Alexstrasza fue quien más sufrió su pérdida. En una tristeza que casi rozaba la locura, rompió el Acuerdo del Reposo del Dragón y voló hacia Desolace, donde se sentó para esperar a la muerte. Thrall intentó, aunque en vano, animarla.
Durante la batalla sobre el Templo del Reposo del Dragón, Thrall tuvo una experiencia cercana a la muerte tras una caida de extraordinaria altura. En su visión, entre otras cosas, vio lo que en realidad sucedió cuando Korialstrasz se sacrificó. Cuando la batalla hubo acabado, fue a decírselo a Alexstrasza, quien se unió a la batalla con un nuevo propósito: no dejar que el sacrificio de su amor fuera en vano.
Alexstrasza, ya recuperada, estuvo presente en la limpieza del Árbol del Mundo. Sin embargo, los Druidas de la Llama interrumpieron la ceremonia y mataron a Thrall frente a Aggra. Aunque Alexstrasza, Nozdormu, Kalecgos e Ysera llegaron a la conclusión de que Thrall se había perdido en los elementos.
Mientras meditaba, Ysera tuvo una visión de la creación del Alma de Dragón y se percató de que tal vez fuera el único arma lo suficientemente poderoso como para derrotar a Alamuerte. Alexstrasza estuvo de acuerdo en que Alamuerte debía morir. Kalecgos sugirió que el artefacto podía ser modificado para dañar al Aspecto de la Muerte, mientras que Nozdormu propuso un plan para traerlo del pasado en su forma más pura, durante la Guerra de los Ancestros.
Fue así como consiguieron el Alma de Dragón y, junto al resto de Aspectos, otorgó su poder al artefacto para que Thrall, ahora de vuelta, pudiera usarlo para hacer desaparecer a Alamuerte. La batalla por Azeroth acabó con el ataque final del objeto, el cual había sido infundido con la esencia de cada Aspecto y había destruido a Alamuerte. Alexstrasza reveló que Aggra estaba encinta y que los Aspectos habían cumplido con su gran propósito. Con sus poderes consumidos, Alexstrasza y el resto de Aspectos se volvieron mortales.
Cuando el Asedio a Orgrimmar hubo finalizado y Garrosh Grito Infernal estuvo preso, Alexstrasza y su hermana Ysera estuvieron presentes en el juicio contra el orco. Fue la séptima testigo en relatar lo sucedido en Grim Batol por el clan Faucedraco y cómo la torturaron. Al final dijo que amaba cada criatura de Azeroth, orcos incluidos, y que perdonaría a los orcos que la torturaron.
Alexstrasza es, pese a su poder e inteligencia, tal vez uno de los seres con más compasión que haya pisado jamás Azeroth.