Epsilon
En este nuevo Blog Oficial nos muestran las Bestias Salvajes que habitan en una de las Zonas de Warlords of Draenor: Las Cumbres de Arak. Descubre las diferentes facciones de Arakkoa que existen, los cuervos que sobrevolan la zona, las Mandrágoras de varias cabezas que habitan en las zonas pantanosas y a las temibles criaturas conocidas por Devastadores.
Esta región, que se extiende al sur de Draenor, es el hogar de los crípticos arakkoa. Ya sea en lo alto de las cumbres, o en las profundidades del bosque, estas amenazantes criaturas acechan ocultas en cualquier rincón.
Los arakkoa
Los arakkoa alados son los orgullosos descendientes de la otrora grandiosa civilización Apexis, un glorioso imperio del sol que dominaba vastos territorios junto al imperio ogro hace siglos. Aunque muchas de las grandes obras de sus ancestros siguen siendo un misterio, los arakkoa de esta era (bravos, altivos y rencorosos) dominan sus propias artes mágicas para canalizar y controlar el poder del sol de Draenor. Aunque han sido reducidos a una sombra de su antiguo poder, y desterrados a las altas cimas de las cumbres de Arak, los arakkoa aún desdeñan a los moradores del bosque. Acercaos a los arakkoa alados con precaución, ya que es sabido que atacan a los moradores del suelo en cuanto los ven.
Los arakkoa desterrados
El castigo es penoso para aquellos arakkoa que se enfrenten a los sabios que gobiernan la capital de Trecho Celestial. Aquellos declarados culpables de incumplir la ley, de coquetear con magia de las sombras o de adorar a otros dioses aparte de Rukhmar son expulsados de las cumbres y arrojados a los estanques malditos de Cuenca de Sethekk; allí, sus alas se marchitan y sus cuerpos se retuercen. Sin poder volar y aislados para siempre de su dios sol, los desterrados han formado sus propias comunidades a la sombra de las cumbres, sobre todo en la ciudad refugio de Skettis. Los desterrados son un grupo muy cerrado y desconfiado, pero comparten enemigos con los aventureros de Azeroth. Por ello, puede que sea posible establecer relaciones con ellos si se sabe con quién hablar.
Cuervos aterradores
Desde hace mucho tiempo, el dios cuervo Anzu sufre una maldición que le impide volar. Anzu desapareció en las sombras para más tarde convertirse en el dios patrón de muchos arakkoa desterrados, que tampoco pueden volar. Sus hijos, los peligrosos y oscuros cuervos aterradores, aún pueblan las Cumbres de Arak. Fuertes, fieros y con una inteligencia sorprendente, los cuervos aterradores son peligrosos si ven amenazado su territorio, y sobre todo si se pone a sus crías bajo riesgo. Son una grave amenaza en suelo, y aún más apabullantes cuando atacan desde el aire. Los aventureros deben temer sus poderosos cabezazos y sus chillidos ensordecedores. Los cuervos aterradores más fuertes usan sus alas como arma: provocan vientos que pueden empujar a los exploradores a los precipicios de las cumbres.
Mandrágoras
Los exploradores draenei aún no han determinado si estas bestias vegetales policéfalas son una especie natural o si fueron creadas por los botani para defender sus tierras. Acercaos con extremo cuidado a estas enormes criaturas irracionales, pues cada una de sus cabezas está provista de dientes de sierra. Aquellas cabezas que no están ocupadas mordiendo a los aventureros atacarán con su escupitajo tóxico o su aliento venenoso. Estad atentos a estas alimañas al recorrer las muchas junglas de Draenor o sus aguas estancadas.
Devastadores
Los devastadores eclosionan como pequeñas larvas hambrientas, pero pronto desaparecen en pupas para emerger después convertidas en esbeltas avispas con mentalidad de enjambre y un peligroso aguijón. Las avispas engordan a gran velocidad hasta que las alas ya no pueden soportar el peso del cuerpo; en ese momento sufren la tercera y última metamorfosis y se convierten en despiadados insectos de cuatro patas cuyo característico y burbujeante siseo aterra a orcos y draenei por igual. Los héroes deberían temer las mandíbulas aserradas de los devastadores adultos, pues son capaces de destrozar las armaduras, así como los lacerantes pinchos que lanzan de su caparazón blindado.
Para sobrevivir a las Cumbres de Arak hace falta una mente despierta y una hoja afilada. Las amenazas pueden venir desde el aire u ocultarse entre los árboles, así que toda ayuda es poca. Siguiente (y última) parada: ¡Nagrand!
