Draenor es un planeta que puede ser todo un misterio para quienes lo visitan. En Terrallende pudimos conocer a muchas de las razas originarias de dicho planeta, pero otras se extinguieron cuando su hogar se hizo añicos. Gracias a los acontecimientos en Warlords of Draenor podemos ver cómo vivían dichas criaturas y descubir otras tantas en su hábitat natural.
Genesauros
Los genesauros son otra de las razas originarias de Draenor que se extinguieron cuando su planeta se hizo añicos. Son parte de la familia de los primitivos, criaturas-planta, y de tamaño similar a los magnatauro. Antes de los eventos de Warlords of Draenor, no hay constancia del nacimiento de ningún genesauro en los últimos tres siglos.
Son venerados como semidioses por algunos de los primitivos menores, tal vez porque para acabar con un genesauro adulto haría falta todo un ejército.
Ogron
Los ogron son gigantes nativos de Draenor que la Horda original exterminó durante su formación, con lo que dentro de nuestra línea temporal ya no queda ninguno. Poseen una gran fuerza física y por ello eran usados por sus amos ogros como músculo prescindible. Son, además, el vínculo perdido entre los ogros y los gronn.
Magnaron
Los magnaron son enormes gigantes de piedra fundida que descienden directamente de los inmensos colosales que una vez vagaron por la superficie de Draenor. Tallan sigilos en la piedra y aprisionan furias elementales bajo su voluntad entre los campos de lava de la Cresta Fuego Glacial. Casi nadie entiende los misteriosos objetivos de los magnaron, pero hay quienes creen que su propósito es convertir Draenor en un pasto helado como la Cresta Fuego Glacial.
Gigantes fúngidos
Aunque no son una especie agresiva, los gigantes fúngidos son buenos a la hora de despachar a sus enemigos si se les provoca. Su dieta está compuesta por otras criaturas del pantano y de cualquiera de los Perdidos que tienen la mala suerte de acercarse demasiado a los queridos escondites de los gigantes.
El hecho de encontrarles también en Infralar hace pensar que una vez fueron colossi y que sufrieron una maldición parecida a la Maldición de la carne.
Se desconoce su esperanza de vida, pero se sabe que el más longevo de su especie es Panthambre, quien hace de jefe de mazmorra en La Sotiénaga. Su edad se cuenta en milenios gracias a una planta, la sotoespora. Según un texto, poseen tres corazones.