¿Te gustaría contarnos historias de World of Warcraft? ¡Ahora puedes con los relatos de la comunidad! Poxselis inicia la sección con el capítulo 1 de su relato Azeroth Magia y Luz. Si te gusta escribir y crees que se te da bien, no dudes en contactarnos en colabora@wowchakra.com para compartir tus relatos de World of Warcraft, ya sean de tu personaje o de otros inventados.
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Capítulo 1 El comienzo
Poxselis se encontraba de camino a la Ciudad de Lordaeron, estaba emocionado ya que su padre por fin había accedido a que el muchacho aprendiera equitación con el maestro Roldán. El padre de Poxselis no era ni más ni menos que William Sakebour, el capitán de la guardia de la ciudad de Lordaeron, y este gozaba de buena reputación entre los habitantes de la ciudad.
Vivían en una pequeña granja cercana a la ciudad, junto con su hermano mayor Poxselius y su madre Catalina. Su hermano tenía diecinueve años y estaba alistado en la guardia de Lordaeron, desde pequeños su padre les había enseñado a ambos a manejar la espada para llegar a ser grandes guerreros, Poxselius había mostrado una gran habilidad en combate en numerosas ocasiones, pero por el contrario Poxselis no parecía poseer aquel talento, más bien se mostraba algo torpe a la hora de entrenar. Su padre esperaba que los dos se convirtieran en grandes guerreros que sirvieran a su patria.
Sin embargo, Poxselis prefería dedicarse a otras cosas como a leer todo tipo de libros de la biblioteca de la ciudad, siempre estaba interesado en aprender algo nuevo y soñaba con viajar a muchos sitios, quería visitar la magnífica ciudad de Dalaran, de la cual había oído maravillas como que allí los aprendices de magos se formaban para convertirse en poderosos hechiceros. También deseaba poder visitar Quel’Thalas, la vasta región habitada por los Altos Elfos, había leído que los elfos eran algo distintos a los humanos como sus largas orejas puntiagudas o los colores de sus ojos.
Sumido en sus pensamientos no se dio cuenta de que ya estaba llegando a la ciudad, ante él se imponía la magnífica Ciudad Capital, gobernada por el Rey Therenas II, ya había estado en ella en muchas ocasiones pero en especial aquel día soleado hacía que la ciudad pareciese asombrosa. Se acercó a las puertas y los guardias nada mas reconocer al hijo del capitán le dejaron pasar como siempre.
— Bienvenido chico, hoy hace un buen día para caminar por la ciudad— le dijo sonriendo el guardia
Poxselis asintió —Vengo a ver al maestro Roldán
—Cierto, tu padre nos dijo que hoy vendrías a aprender equitación, debes saber que no es tan fácil como parece chico— dijo el otro guardia
—Soy capaz de aprender— dijo decidido Poxselis
—¡Eso esperamos, buena suerte!— dijo el guardia despidiéndose
Poxselis atravesó las puertas de la ciudad y recorrió sus grandes calles, en aquel día soleado estaban llenas de hombres, mujeres y niños correteando. Había grandes puestos y mercados y todo el mundo parecía feliz.
Poxselis no tardó mucho en llegar a los establos, de asomó y no vio a nadie
—Que raro…—pensó— El Maestro debe de estar ocupado
El muchacho decidió entrar para ver a su caballo, buscó entre las cuadras y le reconoció nada mas verle
—¡Pinto!
Se acercó corriendo hacia el caballo y este al parecer se alegró de verle, ya que relinchó y empujó a Poxselis con su morro. Desde pequeño Poxselis había visto a Pinto crecer, su padre lo eligió para él años atrás y ahora era lo suficiente mayor como para ser domado.
—¿Ese es tu caballo?— Dijo una voz detrás de él. Poxselis se giró y se encontró a un muchacho de pelo negro y al parecer de su misma edad que lo observaba divertido sentado en una de las vallas
El muchacho bajó de un salto y se dirigió hacia Pinto, lo observó mas de cerca
—No está nada mal, este caballo es sano y fuerte— dijo el extraño a Poxselis
—¿Y tu quién eres?— le preguntó este
—Mi nombre es Gilvar Thomsey, un placer conocerte— dijo dándole la mano
—Yo soy Poxselis Sakebour, encantado— contestó dándole también la mano —No me suena haberte visto nunca por aquí
—Claro, soy de Gilneas
—¡De Gilneas!— dijo entusiasmado Poxselis
—Sí, he venido junto a mi padre, para ayudarle con la mercancía. Debo decir que esta ciudad me ha impresionado.
—Vaya, nunca había conocido a nadie de Gilneas, ¿Cómo es tu tierra?
—Gilneas es una gran nación, el rey Cringrís sabe como dirigir a nuestro pueblo. También es una tierra muy vistosa, aunque suele llover con frecuencia.
—Vaya… Me encantaría poder visitarla algún día
—¡Gilvar!— se oyó la voz de un hombre
El muchacho se giró y luego se volvió a Poxselis
—Es mi padre, debo volver… Escucha, estaré un tiempo por aquí antes de volver a casa, ya hablaremos en otro momento— Dicho esto el joven salió rápidamente de los establos
Poxselis seguía acariciando a Pinto, que seguía asomando el morro feliz desde su cuadra. Meditó lo sucedido y decidió que en otro momento volvería a buscar a aquel muchacho, pero ahora debía buscar al Maestro Roldán, que no aparecía por ningún lado.
Salió de los establos y observó que varios guardias se dirigían corriendo hacia algún sitio
«Aquí esta pasando algo raro…» se dijo a si mismo Poxselis
Cruzó de nuevo las calles de los ciudad y se subió a una de las grandes murallas para observar a donde se dirigían todos, observó que los guardias se habían conglomerado en la entrada de la ciudad.
—¿Pero qué está pasa…— Se interrumpió a si mismo al elevar la vista al horizonte y observar un gran grupo de desconocidos cabalgando hacia las puertas de la ciudad.
—¡Son ellos!— gritó uno de uno de los guardias —¡Así que es cierto!
Poxselis no entendía a que se referían
«¿Quiénes son?» pensó
—¡Son Anduin Lothar y los supervivientes de Ventormenta!— gritó otro de los guardias —¡Abrid las puertas!