De todas los tipos de magia que existen en Azeroth, la Luz Sagrada es la más universal de todas. También, es la única que parece tener conciencia propia (aunque, en cierto modo, el chamanismo también). Esto causa que sea algo compleja de entender. Tampoco ayuda el hecho de que no se entienda completamente de dónde procede o cómo funciona.
Cada raza tiene una conexión con la Luz diferente a la del resto. Al final, se podrá ver que todos los casos llevan a un mismo final: la fe/creencia. Empezaremos comentando a los humanos, que más papel han jugado y es la raza que más paladines famosos ha aportado.
Turalyon y la Invasión de los Orcos
A pesar de ser uno de los primeros paladines humanos en existir, Turalyon era el que tenía menos fe y poder en esta escuela de todos los demás. Era menos creyente que el resto (no se podía comparar con Uther), pero eso no quería decir que no creyese en la existencia de la Luz; que no tuviera fe en ella.
Su fe se ve seriamente reducida con la llegada de los orcos a Azeroth. Turalyon no podía entender como la Luz permitía la existencia de estos seres en Azeroth. Le habían enseñado que en este mundo, todo estaba compuesto por un poco de Luz. Era imposible para él imaginar que esos seres tan horribles pudieran albergar Luz en su interior.
Turalyon comprobó durante la Segunda Guerra que sus capacidades como paladín disminuían. Eso no ayudó en la recuperación de su fe. No fue hasta la batalla decisiva, cuando se dio cuenta de su error. “Este mundo”; los Orcos no eran originarios de Azeroth, pertenecían a “otro mundo”. Había estado ciego todo este tiempo, pero al despertar fue capaz de recuperar sus poderes e incluso aumentarlos, con una fe más fuerte.
Esta visión de Turalyon está muy anticuada actualmente. Su visión de la Luz exclusiva de Azeroth es totalmente falsa. Pero se puede observar que la fe influye en su capacidad para convocar a la Luz y a la fuerza de la misma.
Arthas y Uther
Desde el momento en que Arthas ordenó y participó en la masacre de Stratholme, sus poderes como paladín empezaron a disminuir. El propio Arthas se dio cuenta de eso, mencionando que su martillo ya no brillaba tanto como antes. Pero no podía preocuparse por esas trivialidades: el futuro de Lordaeron estaba en sus manos.
Cuando un fragmento de hielo daña seriamente a Muradin, Arthas hace un intento de sanarle, suplicando que la Luz le ayude. Esta responde a su petición, pero es interrumpido por la misma Agonía de Escarcha, causante de derribar al enano, que le hace olvidar la Luz y a su mentor.
Arthas abandona completamente el camino de la Luz y se adentra en la oscuridad. Un camino sin retorno que le lleva a enfrentarse a su otro mentor, Uther el Iluminado. Este título no es al azar: en la batalla, Uther desprende Luz de su cuerpo en gran cantidad, como si fuera un faro. Arthas se da cuenta que el martillo que empuña el humano brilla con mucha más intensidad de lo que nunca llegó a brillar el suyo.
Esto es así porque Uther creía enormemente en la Luz. Quizá era lo más importante en su vida. Sus habilidades superaban a las de cualquier otro miembro de la Orden de la Mano de Plata. Aún muerto, su tumba continúa emanando Luz en una región como las Tierras de la Peste, altamente contaminadas. No en vano era el elegido campeón por la misma energía que usaba.
Los Mograine
Alexandros Mograine puede considerarse como un humano a la misma altura que Uther o Vadín, los dos campeones de la Luz que han existido. Su fe y el arma que empuñaba, la legendaria Crematoria, hicieron estragos en los ejércitos de la Plaga. Sólo hace falta mencionar que él sólo derrotó a un ejército entero de No-muertos enviado por Kel’thuzad.
Su vergonzosa muerte despojó de Luz a la espada, que tanto había brillado en sus manos. Se convirtió en un arma de oscuridad en las muertas manos de un caballero de la muerte. La Crematoria fue recuperada por su hijo Darion Mograine, quien la usó en el futuro contra la Plaga.
Darion quería sobre todas las cosas liberar el alma de su padre, encerrada en la espada. Vadín le aconsejó realizar el “acto de amor definitivo”, algo que ni él mismo sabía que significaba. En las futuras luchas contra la Plaga, Darion lamentaba no ser tan poderosos como lo fue Alexandros; lamentaba no creer tanto en la Luz como su amado padre.
En el ataque de Kel’thuzad contra la Capilla Esperanza de la Luz, Darion comprendió al fin que debía hacer. Se clavó la espada, realizando así el mencionado “acto de amor definitivo”. Este hecho libero una onda de Luz en todas las direcciones, que destruyó completamente a la Plaga, pero que terminó con su vida.
Chamanismo y la Cruzada Escarlata
La Luz dejó de responder a Arthas no solamente por su falta de fe. En realidad, no dejó de creer en un principio. Fue, seguramente, el darse cuenta que la Luz empezaba a debilitarse en su interior, en un momento tan importante para él como ese, que hiciera que el príncipe humano tuviera dudas.
No, Arthas empezó a perder sus poderes porque la Luz, de nuevo con consciencia propia, juzgo que sus actos no eran los correctos. La Luz no iba a apoyar sus acciones. En este punto, es muy parecida al chamanismo, quien depende de los Elementos . Los Chamanes piden ayuda a los Elementos, y ellos responderán si consideran que tu petición es correcta.
Aquí aparece el problema de la Cruzada Escarlata. Sus acciones no son lo que podríamos considerar correctas. Están dispuestos a matar a todos los que no formen parte de su orden, incluso a humanos. Paradójicamente, son capaces de usar la Luz en sus propósitos.
Como decíamos anteriormente, Arthas menguó en poder por sus acciones incorrectas desde el punto de vista de la Luz. Pero no por ello perdió completamente sus poderes. No es muy diferente para los Cruzados. Después de todo, su fe en la Luz no se ve interrumpida en ningún momento, y eso que la situación en Lordaeron nunca ha sido peor.
Finalmente, mencionar un miembro especial de la Cruzada que se encontraba antiguamente en la Catedral del Monasterio Escarlata. Se trata de un Sacerdote Trol. Fue admitido en la orden porque demostró que podía utilizar la Luz al igual que los humanos. Para sorpresa de la humanidad, la Luz podía ser usada por otras razas aparte de ellos mismos y los Enanos. El único requisito era la fe, y el Trol tenía.
Tirion Vadín
Tirion Vadín es un personaje muy interesante para el tema que estamos tratando. En el pasado, Uther se creyó tan poderoso en las artes de la Luz que pensó ser capaz de retirarle los poderes a Tirion Vadín en una ceremonia. Pero eso fue una estupidez. Tirion nunca dejó de tener fe, y llegado el momento que pidió ayuda, la Luz le respondió para su sorpresa. Y es que esta “magia” tiene voluntad propia.
Muertos Uther y Alexandros, la Luz escoge a Tirion para que sea su nuevo Campeón. Su poder es realmente muy superior al resto de paladines convencionales. Basta decir que con solo tocarla, purificó la Crematoria Corrupta.
Pero seguramente lo más importante de este personaje, para lo que estamos hablando, sean sus diálogos al interaccionar con él. El mejor de ellos: “ten fe en la Luz y todo será posible”, cuenta mucho el funcionamiento de esta energía. La otra es sin duda: “no pierdas la fe”, con un significado similar.
Y finalmente, en la batalla contra el Rey Exánime, muestra claramente que los poderes que utiliza son externos a él: prestados. Justo en el momento en que Arthas está a punto de resucitar como No-muertos a los héroes, Tirion Vadin suplica a la Luz para una última bendición, algo que baste para acabar con todo esto. La Luz, incluso en un lugar tan oscuro como la Ciudadela de Corona de Hielo, responde a la llamada de su Campeón. Todos sabéis que ocurre a continuación.