Casi diez años de WoW, hasta veinte años si nos remontamos al inicio de la saga Warcraft. Son muchos años de aventuras, de contenido creándose y transformándose. De momentos drásticos que cambiaron radicalmente el rumbo de la historia. De curiosidades ocultas, de acontecimientos que merecen ser recordados. Que merecen ser contados.
Y para eso estamos aquí hoy, comenzando con el primero de (esperamos) muchos artículos centrados en el interesante universo que gira en torno a World of Warcraft. ¿Qué os parece si empezamos?
Sabíais que….
Sobre la ciudad principal de los no muertos, Entrañas, se encuentran las ruinas del reino humano de Lordaeron. Tiempo atrás, el salón principal del trono, ahora vacío y sin vida, contempló una de las escenas más relevantes dentro del universo Warcraft: el momento en que el príncipe Arthas, a su regreso de Rasganorte, asesinó cruelmente a su padre, el Rey Terenas Menethil II.
Meses atrás, Arthas había viajado al continente helado con la intención de acabar con Mal’Ganis y vengar con ello la muerte de su gente. Pero lo que allí encontró le cambiaría para siempre: Agonía de Escarcha, la espada maldita, aprovecharía la sed de venganza de Arthas para hacerse con su alma y transformarlo en un ser muy distinto.
Corrupto y habiendo fallado a los hombres que lo acompañaban, Arthas regresó a Lordaeron con intenciones muy contrarias a lo que su pueblo esperaba.
Los habitantes de Lordaeron se regocijaban ante la vuelta de su campeón y celebraban su regreso con aplausos y mensajes de bienvenida. Arthas, acompañado de dos de sus más fieles hombres – ahora caballeros de la muerte-, se arrodilló ante el trono de su padre y le dedicó unas últimas palabras. Ya no tendría que seguir sacrificándose por su gente. Ya no necesitaría seguir soportando el peso de la corona… Él se encargaría de todo.
Al segundo, la espada del príncipe se hundió en el pecho del rey Terenas. Ensangrentada, su corona cayó al suelo para perderse en el olvido.
En una de las cinemáticas de Warcraft III: Reign of Chaos podemos ver con detalle lo ocurrido.
Pues bien, este acto tan brutal dejó marcado el trono de Lordaeron por el resto de los días. Y aquí viene el dato curioso: aún hoy, si nos acercamos con nuestro personaje al salón abandonado y subimos el volumen ambiental del juego (bajad la música al mínimo y retirad las mascotas para evitar otros ruidos), alcanzaremos a escuchar los ecos de aquel momento (el volumen del PC hay que subirlo bastante).
Entrando por los jardines, a la altura de la campana rota caída en el suelo, comenzaremos a oír el repicar de las campanas de aquel día. Según avancemos por el pasillo, escucharemos al pueblo de Lordaeron celebrando con alegría la llegada de su príncipe. Pero una vez lleguemos al salón del trono, el jolgorio cesará y dará lugar a un ambiente mucho más frío. En ese lugar es donde oiremos al propio Arthas susurrándole a su padre justo antes de acabar cruelmente con su vida… Sobrecogedor, ¿verdad? Si os fijáis en el suelo, al pie de las escaleras del trono, aún se ve la marca de sangre seca dejada por la corona al caer.
Y un pequeño detalle más, si utilizamos un hechizo de detectar invisibilidad (como el extinto hechizo de brujo), o bien uno de invisibilidad como las pociones de alquimia de invisibilidad inferior en los jardines exteriores, podremos ver a los fantasmas errantes de los antiguos ciudadanos de Lordaeron vagando por las proximidades del castillo… Almas perdidas que han quedado atrapadas debido a los brutales hechos que un día tuvieron lugar. ¿No os resulta fascinante?
Hasta aquí la curiosidad de hoy. Esperamos que os haya gustado y os animamos a dar un paseo con vuestro personaje favorito por las abandonadas ruinas de Lordaeron. Una pequeña ventana en el tiempo que mantiene viva la apasionante historia tras World of Warcraft. ¡A disfrutarlo!